¿Con licencia para matar?

En las últimas semanas la prensa de América Latina ha denunciado varios casos de policías asesinando a sangre fría presuntos delincuentes. ¿Qué está pasando?

En 1863, Venezuela fue uno de los primeros países del mundo en abolir la pena de muerte, un ejemplo que poco a poco el resto de América Latina ha seguido. Hoy, solo Cuba y Guatemala mantienen la ejecución capital. Pero de manera preocupante en los últimos meses en Brasil, Venezuela, El Salvador o Colombia se han denunciado casos en los que la policía o el ejército matan supuestos delincuentes, desarmados, esposados o ya sometidos. Aunque para muchos son escandalosas violaciones de los derechos humanos, otros piensan que con tal de combatir la inseguridad, todo vale.
El 12 de agosto pasado, El Nuevo Herald de Miami reveló un impresionante video, que muestra a un grupo de policías del estado venezolano de Aragua asesinando a sangre fría un hombre detenido e indefenso.

Ahí se ve claramente como dos agentes agarran el prisionero de los brazos, mientras que otro uniformado lo encañona y le dispara. Los policías tratan después de acomodar el muerto para arreglar la escena del crimen. En el video, grabado desde un edificio vecino, también se observan tres cadáveres más.
Poco después del operativo, varios diarios reportaron la versión oficial.

A raíz de la denuncia del Nuevo Herald, las autoridades venezolanas arrestaron a ocho policías y prometieron investigar el crimen.


Pero la polarización que vive Venezuela inevitablemente politizó el debate.


En El Salvador el periódico digital El Faro reveló que en un operativo de marzo pasado, la policía asesinó un grupo de pandilleros en una finca cafetera.

En marzo la policía afirmó que los delincuentes los atacaron y que ellos se limitaron a repeler el ataque. En el tiroteo habrían muerto los ocho pandilleros.


Pero los periodistas de El Faro, después de cruzar testimonios y consultar expertos, concluyeron que los policías ejecutaron los jóvenes y después manipularon la escena del crimen para ajustarla a su versión.
Hace unas semanas David Morales, el procurador para la Defensa de Derechos Humanos pidió una investigación seria sobre estos hechos. Sin embargo por esta denuncia han llegado preocupantes amenazas a El Faro. http://www.elfaro.net/es/201508/noticias/17263/El-Faro-denuncia-amenazas-contra-sus-periodistas.htm

El Faro dijo que no se trata de proteger a las pandillas. Todos lo contrario, en un editorial escriben que “es urgente sacar a la Policía de esa dinámica perversa y exigir que se ate con fuerza a la ley”. Pues es la única manera de romper verdaderamente con el ciclo de violencia.


En Brasil, a principio de agosto la organización Amnistía Internacional, publicó el informe “Mataste a mi hijo”. Ahí denunció que el 16% de asesinatos registrados en los últimos cinco años en Río de Janeiro eran culpa de la policía, lo que supuso 1.519 homicidios policiales.

Como explicó Renata Neder, investigadora del estudio: “La lucha contra las drogas en Río de Janeiro es utilizada para justificar un uso innecesario y excesivo de la fuerza que viola los derechos humanos”.


En Colombia la revista Semana registró otro caso similar. En marzo algunos miembros del Ejército asesinaron a Edwin Cacerolo, un jefe de las Farc que actuaba en parte del suroccidente de Colombia, donde era considerado el mayor extorsionista de la región. Según el parte oficial, el jefe guerrillero murió en un enfrentamiento. Pero al revisar con cuidado las pruebas, Semana mostró que el jefe guerrillero fue emboscado y asesinado, para reclamar una millonaria recompensa.

El caso relanzó el debate sobre el comportamiento de algunos miembros del ejército colombiano, que ha sido investigado por más de 4.000 casos de llamados “falsos positivos”, donde asesinaron inocentes y los presentaron como guerrilleros muertos en combate para inflar la cifra de bajas.


¿Qué está pasando como para que en América Latina todas estas noticias hayan sucedido en pocas semanas? ¿Por qué muchos ciudadanos piensan que no hay porqué respetar la vida de los delincuentes? ¿Todo vale con tal de combatir la inseguridad?