¿Hacia una primavera latinoamericana?

Guatemala vive un sísmo político de gran proporción, impulsado por la indignación popular. ¿Puede la revolución guatemalteca contra los corruptos contagiar toda América Latina?

Protestas Guatemala 2015
Foto: @lahoraagt

Lo que ha vivido Guatemala en menos de una semana es vertiginoso: protestas callejeras masivas, la renuncia y captura del presidente Otto Pérez Molina por un escándalo de corrupción y la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que ganó Jimmy Morales.

Algunos la llaman la “Primavera Guatemalteca”. Para otros es la segunda independencia del país centroamericano, le dicen la “revolución de la dignidad”. Y hay quienes creen que es el germen de unos cambios que tendrán repercusiones en toda la región. Lo cierto es que Guatemala vive horas excepcionales.

La semana pasada, después de meses de protestas callejeras y de un ambiente caldeado por una denuncia de corrupción que salpicó las más altas esferas políticas, el presidente Otto Pérez Molina renunció a su cargo.

Todo fue muy rápido. El primer paso lo dio el Congreso, al retirarle la inmunidad presidencia a Pérez. Al día siguiente, un juez ordenó su captura y el jueves 3 de septiembre, Otto Pérez no tuvo otra salida que renunciar.

El sísmo empezó en abril, con una investigación que lanzó la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un organismo que creó las Naciones Unidas en 2007 para luchar contra la corrupción y la impunidad y que dirige el exmagistrado colombiano Iván Velásquez.

Después de analizar más de 80.000 llamadas y 5.000 correos electrónicos, los investigadores denunciaron la llamada “Línea”, una red de empleados de las aduanas dejaba entrar contrabando a Guatemala a cambio de multimillonarias “mordidas”. Más de 40 altos funcionarios serían cómplices, entre ellos el “uno” y el “dos” que, según las pruebas, son el ahora expresidente OttoPérez y su vicepresidenta Roxana Baldetti.

Las revelaciones provocaron una ola de indignación inédita, donde a través de las redes sociales, poco a poco se fueron uniendo estudiantes, clases medias, empresarios y la Iglesia para exigir cambios profundos. Multitudinarias marchas se tomaron las calles de Ciudad de Guatemala hasta que en mayo la vicepresidente Baldetti renunció.

Pero la presión popular siguió y la semana pasada miles de personas se tomaron las calles para exigir la renuncia de Otto Pérez Molina. Para muchos, La Línea solo es la punta del Iceberg, que esconde un sistema profundamente corrupto.

El domingo, con un ambiente caldeado, más de siete millones de guatemaltecos fueron a las urnas. Casi 25 por ciento votó por Jimmy Morales, un comediante, economista y teólogo, que agita la bandera de la antipolítica. SoloLocal.info presentó como el llamado “Movimiento del Sepelio” o “Movimiento de la Resistencia”, se agrupó frente a las puertas del Palacio Presidencial y del Palacio de la Cultura para expresar su rechazo por las elecciones, sin mayor atención de la gente que tuvo una participación sin precedentes:

El Blog de Datos Electoral realizado por las periodistas Sandra Crucianelli y Sol Lauría ofrece todos los resultados, y más información para comprender este particular momento:

En un apretado voto finish la empresaria Sandra Torres le ganó por solo 2.000 votos el segundo lugar al millonario Manuel Baldizón, otra de las grandes víctimas de la Primavera Guatemalteca. Su fórmula vicepresidencial Édgar Barquín es investigado por la Cicig por lavado de dinero, mientras que él encarnaba la política más tradicional. Con todo lo que eso significa.

Morales y Torres se enfrentarán el próximo 25 de octubre, en una segunda vuelta. Pero ni él, ni su contendora, quien fue esposa del expresidente Álvaro Colom representan realmente la renovación que el pueblo viene pidiendo. Cómo escribió El País de Madrid, la estatura de Morales “queda muy lejos de la vertiginosa ola de indignación que ha puesto contra las cuerdas al sistema guatemalteco”.

Ahora falta ver si la indignación que se tomó las calles se pueda traducir en un real cambio político. También, si como creen algunos analistas, Guatemala puede ser un ejemplo para toda América Latina. Es lo que cree Valerie Julliand, representante de la ONU en Guatemala, que le dijo a El País de Madrid que “Guatemala puede iniciar un cambio en toda la región”.

En la vecina Honduras un grupo sale cada semana con antorchas a reclamar la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández, también salpicado por corrupción y la creación de una comisión judicial internacional de investigación.

En El Salvador algunos grupos ya empezaron a hacer un llamado para tomarse las calles y muchos esperan que, como pasó con los países árabes en 2010-2011, el caso de Guatemala sea “el detonante de una Primavera Centroamericana”.

Un estudio reciente del Global Financial Integrity calculaba que la corrupción le cuesta a América Latina 142 mil 920 millones de dólares anuales, o sea el tres por ciento de su PIB. Y serios escándalos han salpicado los presidentes de Chile, Brasil, Argentina, Venezuela, Panamá, Perú entre otros. Las causas que generaron la ola de indignación en Guatemala están en todo el continente.

¿Guatemala podría ser un modelo para otros países de América Latina?

¿Se tienen que crear comisiones judiciales internacionales para luchar contra la corrupción y la impunidad?

¿Llegó el momento del cambio?

¿Se consolidará la revolución guatemalteca? ¿O será recuperada y ahogada por los políticos?