La conexión de Odebrecht en México

En octubre de 2011, el entonces presidente mexicano Felipe Calderón abrió las puertas de la casa presidencial a Marcelo Odebrecht, preso por sobornar a políticos y funcionarios a cambio de contratos para el consorcio que lleva su nombre. El empresario brasileño se reunió dos años después también con el actual mandatario Enrique Peña Nieto.

La Presidencia de México -durante la gestión de Felipe Calderón- y Pemex han sido involucradas en la investigación del caso “Lava Jato”, en Brasil, sobre los sobornos que el gigante de la construcción Odebrecht repartió en América Latina y en dos países africanos para obtener contratos por miles de millones de dólares.

Una de las evidencias que involucra a México es un correo electrónico entre dos ejecutivos de ese consorcio, llamados Roberto Prisco Ramos y Alexandro Alencar, en el cual gestionaron una reunión entre Calderón y el entonces presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva como parte de su estrategia de negocios en Pemex, de acuerdo con una parte del expediente al que Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad  (MCCI) ha tenido acceso.

Este reportaje fue elaborado por Daniel Lizárraga y Raúl Olmos para Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y es republicado por CONNECTAS gracias a un acuerdo de difusión de contenidos.

Este mensaje en particular ha sido considerado como una prueba relevante por el juez brasileño, Sergio Moro en una línea de investigación contra Lula por presuntamente haberse prestado a los intereses de Odebrecht usando su investidura como Presidente de Brasil.

Esto, incluso ya fue revelado desde hace casi un año, el 1 de abril del 2016, por la revista Epoca editada en Sao Paulo y perteneciente el grupo O Globo.  Lula –como se le ha conocido internacionalmente- ha negado vehementemente esa acusación por medio de sus abogados. No obstante, la indagatoria continúa abierta y ese correo es una de las pruebas en su contra.

El mensaje en el cual apareció el nombre de Felipe Calderón está fechado el 8 de diciembre del año 2009, justo cuando él cumplía tres años de haber llegado a Los Pinos tras ganar las elecciones presidenciales en el 2006.  También en ese momento, Braskem una filial de grupo Odebrecht, considerada la empresa líder en América Latina en la división de petroquímica, tenía algo que festejar en México: estaban por cerrar un negocio que le dejaría ventas estimadas en 2 mil millones de dólares anuales.

Sin embargo, para alcanzar esta meta requerían que Pemex les suministrara 66 mil barriles diarios de gas etano a “precios preferenciales”, canalizados a una planta destinada a la fabricación de polietileno –un producto básico para la industrialización de plásticos- que se construiría en Coatzacoalcos, Veracruz, en el Golfo de México, de acuerdo con el contrato.

La obra que finalmente se levantó ahora es conocida como Etileno XXI y desde aquellos años el precio del gas etano es un secreto y así permanecerá por 20 años con posibilidad de prorrogarse por cinco más, al haberse clasificado como “información reservada”, según consta en una respuesta oficial de Pemex ante una solicitud de acceso a la información hecha por MCCI.

Esta historia comenzó desde que Pemex le cedió a Braskem y a la compañía mexicana IDESA la construcción de la planta Etileno XXI.  A cambio de esta inversión, México dejaría de importar polietileno y habría empleos, según las estimaciones oficiales.

Las relaciones políticas de Odebrecht en México les facilitaron llegar hasta la residencia oficial de Los Pinos.  Muestra de ello, fue ese mensaje electrónico fechado el 8 de diciembre del 2009, en el cual apareció el nombre del ex presidente Calderón.  Textualmente dice lo siguiente:

Querido tricolor.

Necesito tu ayuda con respecto a este tema:

Hacer un esfuerzo para que LILS acepte una invitación especial de Calderón de ir a México a principios de febrero.

Cuando puedas, me llamas, para hablar al respecto.

Abrazo

R.

“LILS”, es el acrónimo del ex presidente Lula y era utilizado frecuentemente en los correos recuperados para el caso “Lava Jato”.  Roberto Prisco Ramos, quien envió este mensaje y firmó como “R”, en ese momento era el director de Braskem, la filial de Odebrecht que estaba por cerrar el negocio por la planta de Etileno XXI, en Veracruz.

Roberto Prisco fue detenido por la Policía Federal de Brasil y, posteriormente, condenado a más de 10 años de prisión por los delitos de lavado de dinero y corrupción pasiva, entre otros. Actualmente, se encuentra en libertad por haber proporcionado información para el caso “Lava Jato”, aunque está impedido para salir de Brasil.

Negociadores de sobornos en México

Las autoridades que han desarrollado esta investigación tanto en Brasil como en Estados Unidos y Suiza, han considerado a Prisco Ramos como uno de los personajes encargados de pactar los sobornos. De hecho, sus correos electrónicos personales fueron considerados como pruebas al momento de condenarlo.

En Brasil, por ejemplo, envió mensajes a un ex directivo de apellido Ferraz para que impidiera la participación de empresas extranjeras en licitaciones en plataformas petroleras. El mismo mecanismo fue utilizado para interferir en refinerías, en complejos petroquímicos así como en diversos servicios para abastecimiento, según consta en uno de los primeros legajos de la investigación.

El 26 de julio del 2015, Braskem entregó a la policía brasileña todos los mensajes electrónicos de su ex director general quien en ese momento aún estaba bajo investigación. La empresa hizo público este hecho mediante un boletín.

Roberto Prisco eliminó correos comprometedores de su computadora personal cuando supo que podrían detenerlo. Pero algunos de ellos fueron recuperados en Estados Unidos por una corte federal en Nueva York, encargado del caso, de acuerdo con el expediente revisado por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

 Y fue precisamente ahí en donde el pasado 22 de diciembre ex ejecutivos de Odebrecht se declararon culpables de haber pagado sobornos a cambio de atemperar los castigos en su contra y fin de que la empresa no fuera vetada para participar en licitaciones públicas.

Este consorcio ganó contratos en Pemex derivados de 4 grandes obras por más de 2 mil millones de dólares y no sólo por 39 millones de dólares como lo han declarado sus ejecutivos, justo durante la época (2010-2014) en que entregaron 10.5 millones de dólares a funcionarios en México, según consta en un archivo integrado por MCCI, mismo que formó parte de la primera entrega de esta investigación periodística.

El intercambio de mensajes fue uno de los elementos que también permitió al juez Moro sentenciar a Marcelo Odebrecht -el millonario y dueño del grupo Odebrecht- a 19 años y 4 meses de prisión por el pago de 30 millones de dólares en sobornos a Petrobras.

Alexandro Alencar, el personaje que recibió instrucciones vía correo electrónico para que Lula aceptara una reunión con Felipe Calderón, fungía como director de Relaciones Institucionales de Odebrecht.

 Al menos tres delatores dentro del caso “Lava Jato” han señalado al mismo Alencar como el responsable de los sobornos en el extranjero.

Uno de ellos, llamado Rafael Angulo López, afirmó haber visitado varias veces a Alencar en las oficinas de Odebrecht en Sao Paulo, para darle números de cuentas a las que había que hacer transferencias fuera de Brasil. Angulo ha relatado a los fiscales de Brasil y Perú cómo sacaron dinero dentro de sacos grandes y bolsas desde Río de Janeiro hasta Lima para entregarlo en las oficinas del OAS.

Alencar fue condenado a 15 años de prisión también acusado de delitos relacionados con actos de corrupción.  Este ex director de Relaciones Institucionales de Odebrecht cobró notoriedad en América Latina cuando se supo que pagó 1 millón de dólares en la remodelación de una residencia de descanso en las playas de Aibaia –estado de Sao Paulo- que era frecuentada por Lula y su familia.  La casa estaba registrada a nombre de dos amigos de los hijos del ex presidente.

De hecho, también está sometido a una investigación por servir de enlace para que Lula aceptara conferencias, foros y encuentros fuera de Brasil que convenían a los intereses de Odebrecht

Calderón y Lula celebran inversión de Odebrecht

El 23 de febrero del 2010, Calderón y Lula tuvieron un encuentro privado en México dentro de la Cumbre de la Unidad Latina y del Caribe organizada en Quintana Roo.  Para entonces, habían pasado dos meses y medio, apenas 75 días, del correo electrónico entre los ejecutivos de Odebrecht, Roberto Prisco Ramos y Alexandro Alencar, quienes buscaban que eso sucediera.

Los Pinos atribuyó dicha reunión –en la Riviera Maya- a un compromiso asumido por ambos mandatarios cuando Felipe Calderón hizo una visita a Brasil el 17 de agosto del año 2009.

Al final de la cita de trabajo, emitieron un comunicado conjunto en el cual se felicitaron precisamente por la inversión de 2 mil 500 millones de dólares que realizaría el grupo mexicano Idesa y la brasileña Braskem para la construcción de un complejo petroquímico en Veracruz.

“Dicha inversión, la mayor de Brasil hasta ahora registrada en México, y una de las más importantes registradas en el sector petroquímico de los últimos años, generará una importante derrama económica en esa región del país (…)”, indicaron en el punto número tres de su boletín.

Pero eso no fue todo el apoyo que recibió Odebrecht durante el gobierno encabezado por Calderón.  Dos bancas de desarrollo otorgaron créditos a Braskem: Nacional Financiera (Nafin) les prestó 280 millones de dólares y el Banco Nacional de Comercio Exterior(Bancomext) otros 120 millones de dólares.

Cuando los ejecutivos de Odebrecht se pusieron en contacto para gestionar la reunión Calderón-Lula, quien se encargaba de la agenda presidencial en México era Patricia Flores Elizondo. Ella, como jefa de la Oficina de la Presidencia, controlaba las actividades del mandatario. La llamaban “La Vicepresidenta”. Inició en ese cargo desde agosto del 2008 y salió hasta el 14 de julio del 2010.

El director general de Pemex era Juan José Suárez Coppel.  Su antecesor fue Jesús Reyes Heroles González Garza. Para la edificación del complejo petroquímico de Etanol XXI, el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, hizo una gira de trabajo a Sao Paulo, Brasil, durante la cual tuvo reuniones con Marcelo Odebrecht.

De acuerdo con los testimonios de ejecutivos de Odebrecht en Estados Unidos –de quienes no se conocen sus nombres-, los sobornos en México por 10.5 millones de dólares se repartieron en dos momentos distintos, de acuerdo con los testimonios de los ejecutivos de Odebrecht -y de quienes no se tienen los nombres- difundidos por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Primero fueron 4.5 millones de dólares entre los años 2010 y el 2012, en el último tramo del gobierno calderonista y posteriormente entregaron 6 millones de dólares, entre 2013 y el 2014, ya cuando Enrique Peña Nieto habitó la residencia oficial de Los Pinos.

Calderón abre Los Pinos a Odebrecht

Cuando ya habían pasado un año y ocho meses de aquella reunión en la Riviera Maya para festejar el proyecto Etanol XXI, exactamente el 24 de octubre del 2011, el entonces director de Odebrecht fue invitado a comer a la residencia oficial de Los Pinos.

El anfitrión, Felipe Calderón abrió las puertas de la casa presidencial para albergar una reunión del Consejo de Administración de la división petroquímica de Odebrecht, que en forma excepcional se realizaba fuera de Brasil. El expresidente pidió que se investigue el papel que jugó Odebrecht en México durante su gobierno y aseguró que sus reuniones con los ejecutivos de este consorcio fueron parte de la agenda habitual de Los Pinos con inversionistas extranjeros, sin que ello implicara compromisos indebidos.

En aquella reunión, Odebrecht le compartió a Calderón los avances en Etileno XXI, proyecto que es señalado en el juicio que se lleva en Brasil, como resultado de un posible tráfico de influencias que involucra al expresidente Lula da Silva, de acuerdo con un comunicado de Los Pinos y con el expediente del caso “Lava Jato”.

Marcelo Odebrecht llegó a Los Pinos acompañado de Carlos Fadigas de Souza, director general de Braskem quien sustituía en ese cargo a Roberto Prisco uno de quienes promovió la reunión Calderón-Lula, según el mensaje electrónico integrado el caso “Lava Jato”.

Este segundo convidado de Calderón también está acusado de corrupción. Fadigas de Souza es uno de los cuatro ejecutivos de Braskem demandados a mediados de 2015 en una corte federal de Nueva York por un accionista de la compañía, acusado de verter “declaraciones falsas y engañosas sobre las políticas y operaciones de negocios”.

En el juicio que se sigue en Brasil, él mismo ha confesado el esquema de sobornos a funcionarios y políticos. Por su parte, Calderón estuvo acompañado en la comida con Odebrecht y con Fadigas por uno de sus colaboradores de mayor confianza: Jordy Herrera Flores, quien en distintas etapas fue su secretario particular, primero en el Congreso federal (de 2000 a 2003) y luego en su efímero paso como director de Banobras y Secretario de Energía (2003-2004).

Ya instalado en la Presidencia de la República, Calderón colocó a Jordy como director de Pemex Gas y Petroquímica Básica en 2010. Luego lo nombró Secretario de Energía, y con esa investidura acudió a la reunión con Marcelo Odebrecht en octubre de 2011.

 En la misma comida estuvieron Bruno Ferrari, en aquel entonces Secretario de Economía, quien se sentó entre Calderón y Fadigas, así como Carlos Guzmán Bofill, director de ProMéxico.

Encuentro en Suiza

Nueve meses antes de esta comida, Calderón se había reunido con Fadigas en Suiza, país en donde Odebrecht y Braskem movieron 211 millones de dólares en cuentas secretas para el pago de sobornos a funcionarios y políticos latinoamericanos, de acuerdo con la investigación del caso realizado por las autoridades suizas.

Aquella primera cita con Fadigas -actualmente sujeto a proceso en Brasil por corrupción- ocurrió en Davos, Suiza, el 28 de enero de 2011, durante el viaje que el mandatario mexicano realizó a la reunión anual del Foro Económico Mundial.

El objetivo de la reunión -según la versión de la Presidencia de la República- fue dialogar sobre los avances en el proyecto de Etileno XXI, que encabeza Braskem en Veracruz.

Luego, el 16 de mayo de 2011, Calderón invitó otra vez a la casa presidencial a un alto ejecutivo de Braskem, Roberto Bischoff, quien también es mencionado en la investigación que sigue en Brasil la Policía Federal, al aparecer en las cadenas de mensajes de Marcelo Odebrecht. Esa vez, el directivo brasileño acudió a un encuentro empresarial.

Era tan cordial el trato que el Gobierno de Calderón tenía con el Grupo Odebrecht y sus filiales, que en septiembre de 2010 patrocinaron al organismo oficial de combatir la corrupción (la Secretaría de la Función Pública, SFP) en la organización de un encuentro internacional de control de obra pública.

Ese encuentro tenía como objetivo establecer normas y criterios, entre expertos de distintos países, para atajar la corrupción en la asignación de contratos. Paradójicamente, los patrocinadores fueron Odebrecht y sus filiales Mina-Trico y Ebramex.  El titular de la SFP, que aceptó el donativo era Salvador Vega Casillas, actual senador por el PAN.

Paradójicamente, la misma Función Pública bajo la administración del Gobierno de Enrique Peña Nieto, así como la Procuraduría General de la República, han abierto una investigación sobre el caso Lava Jato en México. Hasta el momento se desconocen públicamente sus avances.

Sobornos en Brasil, negociados desde México

Roberto Prisco Ramos, uno de los personajes mencionados en el intercambio de correos que involucraban a Lula, también negoció años después el pago de sobornos desde México.

La Policía Federal de Brasil tuvo acceso a los correos electrónicos en los que Prisco Ramos le pedía a un ejecutivo de Odebrecht, Hilberto Mascarenhas Alves da Silva Filho (a quien llama ‘Tío Bel’), la entrega de más de 50 ‘acarajés’, que es el nombre coloquial con el que llamaban a los sobornos, y que hace referencia a unos panecillos típicos de Brasil, elaborados con frijol y rellenos de distintos ingredientes.

“Tío Bel, ¿puede usted conseguirme más de 50 acarajés el día 4 (de febrero) por la tarde (alrededor de las 15 horas) en la oficina de OOG en Río?”, preguntó Prisco en un mensaje enviado el 27 de enero de 2014, a las 14:33 horas. “Estoy en México, pero vuelvo por la mañana del día cuatro”.

 “OK programado. Sus acarajés llegaron calientes”, respondió el ‘Tío Bel’.

 Prisco Ramos estaba de visita en México en la supervisión de la planta Etileno XXI, construida y operada por la empresa Braskem, en la que él era directivo.

 A partir de los mensajes que envió desde México, la Policía Federal de Brasil inició la ‘Operación Acarajé’, enfocada a detectar el pago de sobornos.

 La confesión en Brasil

 Otros dos de los principales personajes de la mayor trama de corrupción de Latinoamérica, actualmente presos en Brasil, extendieron su red de operaciones a México, según consta en expedientes judiciales del caso consultados para esta investigación.

 Glauco Colepicolo Legatti, quien durante 35 años trabajó para Petrobras –la empresa petrolera de Brasil-, confesó que intervino como gestor de la empresa Odebrecht ante autoridades mexicanas.

En su declaración rendida el 9 de noviembre de 2016 ante la Policía Federal brasileña, reveló que había recibido siete millones de dólares en sobornos entre 2001 y 2014 de parte de Odebrecht, a cambio de contratos, asesoría e información privilegiada. Y al menos uno de sus servicios consistió en recomendar a Odebrecht en México, aunque no reveló el pago recibido esa vez ni los funcionarios mexicanos a los que contactó.

Legatti citó a México como un ejemplo de los trabajos que realizó fuera de sus atribuciones en Petrobras, para beneficiar a Odebrecht. Su contacto en estas operaciones era Rogerio Araujo, director de la constructora, quien ya fue condenado en Brasil a 19 años de cárcel por corrupción.

“Rogerio pidió al declarante en una ocasión, una referencia de Odebrecht para una obra en México, que debía ser proporcionada a una persona en particular”, cita la declaración ministerial del ex directivo de Petrobras.

El ex funcionario brasileño trabajaba como gerente de la Refinería del Nordeste de Petrobras (conocida por sus iniciales RNEST), que fue uno de los primeros objetivos de la operación anticorrupción conocida como Lava Jato, en donde se descubrió el pago de sobornos, blanqueo de capitales y sobreprecio en la obra. Su costo inicial en 2005 estaba previsto en 2 mil millones de dólares y se disparó a 18 mil millones de dólares: 9 veces más. De acuerdo con las investigaciones de la Policía Federal de Brasil, se desvió parte del dinero de esa refinería para sobornar a políticos y funcionarios.

En su confesión, Legatti reveló que “en razón de los pagos recibidos, acabó por proporcionar un canal diferenciado para Rogerio Araujo (director de Odebrecht)”, para quien “siempre estaba disponible”.

Los pagos indebidos no estaban vinculados a actos específicos, según Legatti, pero garantizaban que fluyeran los negocios de Odebrecht en la refinería.

Y es en este punto de su declaración, cuando el ex directivo de Petrobras refirió el trabajo que hizo al margen de sus atribuciones en México y luego en Angola.

También confesó cómo intervino para que Odebrecht obtuviera utilidades indebidas en la refinería RNEST que se construía en Brasil: “Rogerio (Araujo) llamó para pedir sugerencias de adaptaciones para reducir costos y simplificar procedimientos en las obras de RNEST, que sería bueno para Odebrecht, porque reducía los costos cuando el precio ya estaba cerrado”.

 La obra en México a la que hizo referencia Legatti en su declaración, al parecer es Etileno XXI, la planta petroquímica que Odebrecht opera en Veracruz gracias a un contrato de suministro de gas etano a 20 años firmado con Pemex el 23 de febrero de 2010, ante los entonces presidentes de México, Felipe Calderón Hinojosa, y Luiz Inacio Lula, de Brasil. Y es que en la causa penal que se sigue en su contra en Brasil, el ex directivo de Odebrecht, Rogerio Araujo, pidió que se llamara a declarar como testigo a Alejandro Daniel Castaño, quien se desempeñaba como Director de Construcción en la planta Etileno XXI, en Veracruz. Su solicitud fue denegada.

Privilegian inversión de Odebrecht

PEMEX canceló tres proyectos de infraestructura propios, para no competir con la inversión de Odebrecht.

El Programa Nacional de Infraestructura requería ejecutar entre 2007 y 2012 una inversión de 14 mil 203 millones de pesos para el desarrollo de cinco proyectos petroquímicos, pero sólo destinó el 32% de ese presupuesto para ejecutar dos.

 A partir de 2010 PEMEX dejó de invertir 9 mil 644 millones de pesos, para darle prioridad a la inversión privada de Odebrecht en el proyecto Etileno XXI.

Los proyectos cancelados por PEMEX fueron: la ampliación de las plantas de etileno en los complejos Cangrejera y Morelos, además de la modernización de una unidad de estireno en Coatzacoalcos.

La inversión privada en petroquímica se abrió el 28 de noviembre de 2008, cuando se publicaron en el Diario Oficial de la Federación siete decretos, entre los que destaca el de la Ley de Petróleos Mexicanos.

 En esa primera fase de la reforma energética se dispuso que la petroquímica secundaria es una actividad no básica, por lo que a partir de esa fecha ya no es exclusiva del Estado.

 Esta reforma legal se realizó para promover inversiones en petroquímica, con lo que se buscaba elevar la producción nacional y sustituir importaciones.

 En 1992, PEMEX Petroquímica atendía el 100% de la demanda de insumos petroquímicos, mientras que actualmente cubre menos del 50% del mercado nacional.

Negocios en secreto

El 19 de febrero de 2010, PEMEX firmó con la empresa mexicana IDESA y con la brasileña Braskem (filial de Odebrecht) el contrato para suministrarle gas etano a precio preferencial, para la operación de la planta Etileno XXI que los inversionistas construyeron en Coatzacoalcos, con una aportación de 2 mil 500 millones de dólares.

La planta fue inaugurada en junio del año pasado, con una capacidad anual de un millón de toneladas de petroquímicos, con la que se proyecta sustituir el 40% de las importaciones totales de polietilenos.

En el contrato firmado con la filial de Odebrecht, PEMEX se comprometió a suministrar etano por 20 años, a un precio preferencial, que se mantendrá en secreto, según acordaron ambas partes.

A pesar de que el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) ordenó elaborar versiones públicas de la fórmula utilizada para determinar el precio del etano, PEMEX alegó que se encontraba jurídicamente imposibilitada para cumplir las resoluciones, debido a que IDESA y la filial de Odebrecht habían interpuesto recursos legales para mantener en secreto esa información.

El argumento para mantener en secreto la fórmula del precio del etano, es que si se hace público se causaría un daño comercial a Odebrecht y a su socia mexicana.

Un juzgado de distrito emitió sentencias, en las que concedió amparo a favor de Braskem e IDESA, para que se mantenga en secreto la información contenida en el contrato de suministro de etano suscrito con PEMEX, y la fórmula del precio del gas.

En otro juicio promovido por la filial de Odebrecht, también se otorgó suspensión definitiva para que el IFAI se abstenga de requerir a PEMEX a entregar información sobre el contrato y el precio del etano.

Tras una serie de solicitudes de acceso a la información, PEMEX elaboró una versión pública del contrato, pero censuró toda la información sobre el precio al que vende el gas a Odebrecht, así como el volumen que suministra, las condiciones y características de las entregas programadas, el pago de costos, los términos de pago, y las obligaciones de compra-venta.

El contrato fue firmado en febrero de 2010 por los siguientes funcionarios de PEMEX Gas y Petroquímica Básica: Arturo Arregui García, subdirector de planeación; Armando Arenas Briones, subdirector de producción; Fernando Amor Castillo, subdirector de Gas Licuados y Víctor Domínguez Cuéllar, subdirector de ductos.

Por parte de la filial de Odebrecht firmaron Airton Beretta y Cleantho de Paiva Leite Filho, éste último mencionado en el caso Lava Jato, en una investigación por posible tráfico de influencias en el proyecto de Etileno XXI.


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