Latinoamérica: ¿Se acabó la diversión?

Con una economía en recesión, niveles de confianza en su más bajo nivel y escándalos de corrupción, muchos temen que el continente entre en una etapa en la que queden en riesgo muchos de los avances logrados.

¿Hay democracia en América Latina? Si solo se mirara el Informe Latinobarómetro 2015, que realizó 20.000 entrevistas en 18 países , podrían quedar dudas. De la Tierra de Fuego al Río Grande la insatisfacción es generalizada.

El sondeo latinoamericano arrojó resultados muy preocupantes: el promedio de popularidad presidencial apenas llega al 47 por ciento; hay cada vez menos personas que se identifican con posiciones políticas moderadas; 34 por ciento de los latinos no confían en el Estado; solo 16 por ciento creen que se puede confiar en un vecino. Solo en tres países la mayoría está satisfecha con su democracia: Uruguay, Argentina y República Dominicana.


Las malas noticias no para ahí. Esta semana la Cepal anunció que en 2015 la economía regional se va a contraer, con una recesión del 0,3 por ciento. Este 2015 es además el quinto año consecutivo en el que la tasa de crecimiento económico de América Latina es inferior a la del año precedente.

Y si en los número “llueve” en términos de gobernabilidad parecier que “no descampa”. En México, por ejemplo, el presidente Enrique Peña Nieto cierra un annus horribilis: el 30 de junio de 2014 con el enfrentamiento de Tlatlaya, que implicó militares en 22 asesinatos; el 26 de septiembre desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa; el 11 de julio de 2015 Joaquín El Chapo Guzmán se fugó y ridiculizó el gobierno. La popularidad de Peña Nieto apenas roza el 35 por ciento, la peor desde que llegó a Los Pinos y su imagen está muy maltrecha por las revelaciones de conflictos de interés hechos por investigaciones periodísticas que no han logrado ser desmentidos.


En Venezuela la economía va de mal en peor y se calcula que en lo que va del 2015, sobrepasa los 180 por ciento. Esto en medio de una fuerte crisis política, simbolizada por la severa condena contra el líder opositor Leopoldo López. El 10 de diciembre el presidente Nicolás Maduro enfrenta durísimas elecciones parlamentarias, que podrían significar la gran derrota del chavismo después de casi 20 años al poder.

E incluso las que parecieran muy buenas noticias tambien son recibidas con pinzas por la ciudadanía. Hace unos días el gobierno de Juan Manuel Santos firmó un acuerdo sobre justicia con las Farc. Pero en Colombia, la noticia en vez de provocar júbilo generalizado, ha suscitado toda clase de reacciones encontradas. El país sigue extremadamente escéptico y dividido. Y esto sin contar situaciones como las de Brasil, Guatemala, y Panamá que entre otros naufragan por culpa de grandes escándalos de corrupción que cercan las gestiones del poder ejecutivo más reciente o incluso de los actuales mandatarios. ¿Se acabó la fiesta en América Latina? The Economist cree que con la caída de los precios de las materas primas, que jalaron la economía latinoamericana por más de una década, los viejos problemas volvieron a salir a flote: corrupción, violencia, desconfianza, desigualdad.


Mientras que el premio Nobel peruano de Literatura Mario Vargas Llosa, en una extensa entrevista que le dio a Andrés Oppenheimer, no le quedó duda que “La corrupción es la mayor amenaza en América latina”.

El analista venezolano Moisés Naím advirtió por su parte en su columna de El País de España que “América Latina ha pasado de un periodo prodigioso a uno peligroso”. Pues advierte que después de la bonanza de la década pasada, muchos de los avances sociales que se conquistaron corren riesgo de desaparecer.


Y el estudio del Latinobarómetro concluye que los progresos que se lograron trajeron también “la impaciencia, la incertidumbre y la angustia de no retroceder, cuando viene una pausa en el ciclo de prosperidad, tal como la desaceleración actual, produciendo la protesta ante las inminentes amenazas que se ciernen sobre lo logrado”.

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